Se esconden tras otros negocios, puertas que aparentan otra cosa. Se accede hasta con contraseña. Los ‘speakeasy’ son bares secretos que se inventaron para poder beber alcohol durante la ley seca neoyorquina, pero ahora sobreviven en todo el mundo aprovechando el encanto de lo oculto y exclusivo.
Por ISMAEL PÉREZ
1-Jerry Thomas (Roma)
En una callejuela que sale del Corso Vittorio Emanuele II, entre el Vaticano y la Piazza Venezia de Roma, una puerta con reja de lo que aparentemente es una vivienda cuenta con una placa que tiene grabado en color dorado el nombre de ‘Jerry Thomas’. Para entrar físicamente a este club privado hay que pasar antes por la web, responder a una pregunta, dejar tu nombre y email y esperar haber acertado. Y ya dentro, respetar ciertas reglas: el camarero siempre tiene la razón, está prohibido dormir en las mesas y hablar de política y religión, al baño se va de uno en uno, se puede fumar con moderación y no se pide vodka.
Vicolo Cellini, 30, ROMA
2-Fairytale Bar (Berlín)
Frente al enorme parque Friedrichshain, en otra calle que no llama nada la atención, tras otra puerta aparentemente normal, se esconde uno de los bares secretos del que solo la proyección nocturna que nos invita a “seguir el camino del conejo” nos hace sospechar. Lo del conejo no es gratuito, se trata de tocar el timbre para sumergirse en un local inspirado en los cuentos de Lewis Carroll y su ‘Alicia en el país de las maravillas’ y los hermanos Grimm. Puertas secretas, espejos mágicos, estatuas de animales y relojes dorados, mariposas conservadas como en un laboratorio…y sí, también cócteles como el de Cenicienta, con vodka premium, champán y flor de saúco servidos en un zapato.
Am Friedrichshain 24, BERLÍN
3-Le Moonshiner (París)
A las seis de la tarde abre sus puertas Le Moonshiner. O mejor dicho, la Pizzería Da Vito, pocos metros más al norte de la Plaza de la Bastilla, la tapadera que lleva a nuestro local a través de una segunda puerta de metal pesado. Ya dentro la temperatura baja 10 grados, la iluminación se atenúa, suena el jazz y aparecen los cócteles, como el Smokey Island que mezcla ron Havana, vodka, ginebra y aromas; o el whisky, con hasta 83 variedades. Sí, es la bebida mimada de la casa, que toma precisamente el nombre Moonshiner por la marca de whisky estadounidense que se elaboraba en secreto, a la luz de la luna.
Rue Sedaine, 5, PARÍS
4-Mayor of Scaredy Cat Town (Londres)
La puerta de entrada a ‘Mayor of Scaredy Cat Town’ desde una de las cafeterías ‘The Breakfast Club’ de Londres.
¿Has entrado alguna vez a un bar por un frigorífico? A este speakeasy cercano a Liverpool Street se accede desde una sucursal de la cadena ‘The Breakfast Club’. Solo los más informados saben que la nevera Smog del local es en realidad un pasadizo secreto por el que entrar tras pedir a los camareros ‘ver al alcalde’. Y sí, tras la nevera, además de cócteles, también hay comida (ninguna sofisticación, solo patatas fritas, jalapeños, nachos con guacamole…) y se organizan ‘brunchs’ matinales los fines de semana, ya que este local es más diurno que nocturno. Háganse a los horarios británicos y no intenten ir después de medianoche, ya habrán desalojado el local. Eso sí, por una puerta secundaria para que nadie descubra el secreto del frigorífico.
12-16 Artillery Ln, London E1 7LS, LONDRES
5-Frank’s Bar (Buenos Aires)
De nuevo nos encontramos ante una aparente trasera y solo una pequeña placa nos da una pista. Para que se abra debemos pasar dos filtros. El primero, resolver la pista que dejan en su página de Facebook para poder comunicarse con el portero, que proporcionará la contraseña que marcar en el portero que mueve la pared hasta un bar selecto de madera cemento y ladrillo, donde degustar cócteles de toda la vida con frutas de temporada y sin elementos artificiales que le añadan sabor. No intentes encontrarlo de día, el Frank’s solo aparece a partir de las nueve de la noche. Es lo que tienen los bares secretos.
Arevalo 1445, Barrio de Palermo, BUENOS AIRES
6-Paradiso (Barcelona)
Se repite la fórmula del local tapadera que da acceso a otro, como en ‘Granujas de medio pelo’ pero sin intenciones delictivas. Desde la calle lo único que existe es el Pastrami Bar, un local que sirve bocadillos situado entre la Barceloneta y el Parc de la Ciutadella. Si tenemos la suficiente paciencia para investigar y no llevarnos la comida a la calle encontraremos una puerta frigorífica que, previo permiso (los que sirven bocadillos no nos van a invitar si no lo explicitamos), nos llevará hasta Paradiso, una coctelería espaciosa, moderna y con madera como base que se nutre de cócteles de creación propia a precios accesibles.
Carrer de Rera Palau, 4, BARCELONA
7-The Barber Shop (Sidney)
Si la puerta de acceso de otros speakeasy es otro establecimiento hostelero, en esta ocasión el ‘negocio tapadera’ no tiene nada que ver. Una barbería te ofrece un arreglo de barba, un corte de pelo…y después subir las escaleras hasta un bar que ofrece más de 80 tipos distintos de ginebra, quizá nadie ofrece más variedad en la gigante isla australiana. Aunque hay más, cócteles como el Maxwell House, con ron oscuro, licor de castañas, café frío y caramelo salado. Estanterías de madera, barra de azulejo y unos camareros fornidos con delantal negro y llamativas barbas y bigotes para que no nos olvidemos que, aunque entre alcohol, estamos en una moderna barbería.
89 York St, Sydney NSW 2000, SIDNEY
8-Please don’t tell (Nueva York)
Por favor, no lo digas. El nombre del local es claro sobre la idea que subyace detrás, aunque haya acabado cayendo en la paradoja de ser uno de los bares secretos más famosos del mundo. Volvemos a la comida rápida (recuerden, estamos en Nueva York, la cuna de los bares secretos, por cierto) para taparlo. El Crif Dogs es un bar de perritos calientes presidido por una salchicha gigante que pide ser comida (“Eat me”), en un bajo de St Marks, Pl, al sur de Manhattan. Aparentemente, nada más que carne y pan. El secreto está en el teléfono antiguo. Toca descolgarle, marcar el uno y esperar a que contesten para que nos abran la segunda puerta hasta un bar lleno de sillones de cuero, animales disecado y cócteles
113 St Marks Pl, NUEVA YORK
9-Weles Bar (Varsovia)
El Penicilino (whisky escocés, miel, jengibre, limón y clara de huevo) o el Paradise Lost (vodka Belvedere de tomillo, licor de cacao, fresa, pimentón ahumado y té negro) son las dos estrellas de este local que no se esconde en otro establecimiento sino en la propia geografía varsoviana, escondido en un callejón del distrito central de Śródmieście. Los que lo han visitado destacan, además de su decoración eslava, sus sofás de cuero y su brillante techo, hasta el relax que se siente al visitar el baño por la música clásica de sus altavoces. Conviene ir elegante pero informal.
Nowogrodzka 11, 00-509, VARSOVIA
10- Lady Pepa (Madrid)
En ese terreno que se mueve entre Chueca y Malasaña hay un bar capaz de servirte un plato de pasta a horas intempestivas. Sí, a diferencia del resto de la lista, esto no es un bar que abra desde la media tarde, sino a las 2:30 de la madrugada, que por algo es España. El Lady Pepa pide contraseña y golpe en la puerta para pasar. Unas escaleras llevan a un viejo café teatro de aire bohemio que tuvo su esplendor en los movidos años 80 e intenta mantener la fiesta sirviendo cervezas y ofreciendo guitarras. Tardío como bar de copas, temprano como ‘after’, y solo aptos para avezados en bares secretos en la noche madrileña. Hasta el nombre mal escrito (Laidy Pepa) tiene encanto.
Calle San Lorenzo, 5, MADRID